Expediente 7¾ – Temática: Harry Potter
Almu y Guille no querían una boda cualquiera. Querían una aventura encantada, sin caer en lo típico, sin disfraces forzados y, sobre todo, sin aburrir a los que no sabían quién era Dobby.
Lo suyo era una declaración de intenciones en forma de evento, donde el universo de Harry Potter estaba por todas partes... sin dejar a nadie fuera.
Desde el primer paso, los invitados fueron parte del juego: un seating plan hechizado los llevó a través de Gringotts, el Ministerio de Magia y otros rincones del mundo mágico, con huellas encantadas que los guiaban hasta su mesa como si el Mapa del Merodeador se hubiera colado en la boda.
Los meseros parecían arrancados de la biblioteca de Hogwarts: pergaminos antiguos, sobrios y con encanto, sin perder un ápice de diseño.
Las minutas, por su parte, venían en formato Daily Prophet con menú-poción, fotos de la fiesta y un par de guiños locales que solo los invitados sabían descifrar. Spoiler: todos se quedaron con la boca abierta.
Y sí, hubo álbum. Pero no uno cualquiera. Uno hecho a mano, con símbolos de Hogwarts y mucho mimo: una reliquia que ni los fundadores de las casas habrían podido diseñar mejor.
Una boda que rompió moldes, encantó a los frikis, y sorprendió a los muggles. Magia de verdad, sin varitas de pega.
Te damos la bienvenida con un regalo: el Starter Kit Anti Bridal Club . Un mapa para empezar a diseñar la boda que os dé la gana, sin moñerías ni tradiciones casposas. Porque casarse no tiene por qué ser un déjà vu.